Oración capital

El desafío

Elige un continente. Dondequiera que mires en el mapa mundial, los gobiernos de este mundo están sumidos en la agitación. Nuestros líderes necesitan nuestras oraciones y nuestro apoyo más que nunca.

Respuesta de Aglow

En enero de 2010, la entonces presidenta Jane Hansen Hoyt, Nancy McDaniel y otras líderes internacionales pusieron en marcha una estrategia global de oración centrada en las capitales de las naciones y sus líderes.

Tu llamado a orar

Si amas a tu nación, únete a este esfuerzo global para interceder por líderes piadosos y para que los propósitos de Dios se manifiesten en la tierra a través de gobiernos justos. Si deseas orar por las naciones del mundo, únete a esta oración global: que la Majestad de Dios sea reconocida en las sedes de gobierno de esas naciones. Comunícate con los líderes de Aglow en tu país para participar en el movimiento de oración por la capital de tu nación.

Estrategia de oración de Aglow para el siglo XXI

  • El objetivo es establecer un Grupo de Oración en cada capital del mundo donde Aglow tenga presencia. Su principal propósito es orar por el gobierno y sus líderes, tal como lo indicó el apóstol Pablo (ver a continuación).
  • El objetivo es seleccionar las capitales de las 222 naciones del mundo como lugares estratégicos para establecer un Grupo de Oración en la Capital, cuyo enfoque principal sea orar por las autoridades gubernamentales.
  • Animar a los grupos de Aglow (grupos comunitarios, laborales y de barrio de Aglow) ya establecidos en las capitales a que refuercen su compromiso con este llamado y propósito estratégico.
  • Oración por la Tierra, compuesta tras los atentados del 11 de septiembre, por Dave McDaniel
    (English | Español | Français | Português)
  • Operación Cada Nación
    (English | Español | Français | Português)

Nuestro mandato bíblico

El apóstol Pablo proclamó que «se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias... por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad». (1 Timoteo 2:1, 2)